Por: José Feuereisen
Las personas hace miles de años que hacemos nuestras vidas en asentamientos humanos. Estos se han ido complejizando infinitamente y el desarrollo de pueblos y ciudades es hoy uno de nuestros mayores desafíos. Sobre esto existe hoy amplia bibliografía, demasiada diría yo. Diagnósticos, instrumentos, manuales, miles y miles de páginas se acumulan en los ya infinitos catálogos a disposición sobre cómo hacer ciudades más sostenibles, mejores. Ya pensamos suficiente, hoy el desafío está en la acción.
La Red Nacional de Territorios Creativos nace justamente con esta impronta; posicionar a la cultura y la economía creativa al centro del desarrollo sostenible de los territorios de Chile. A través de la articulación de agendas para incidir en los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible dentro de las ciudades y pueblos del país buscamos que cultores, artistas, profesionales y todos quienes sean parte del ecosistema creativo local puedan encontrar cómo aportar al lugar donde habitan.
Uno de los antecedentes de esta aventura colaborativa ha sido el caso de Frutillar, una pequeña ciudad que ha sabido, no sin dificultades, articular una agenda de trabajo para aportar a aspectos como la educación, la desigualdad o la falta de empleabilidad a través de la cultura. Hoy, años después, se acumulan interesantes ejemplos sobre cómo hacer que artistas compartan sus procesos creativos dentro de clases de matemáticas o lenguaje en escuelas generando innovaciones pedagógicas; personas de diversos orígenes siendo parte de un mismo cuerpo de danza y a través de ello derribando infranqueables prejuicios; o profesionales del área aportando al turismo local para generar alternativas de trabajo.
Con todo, hoy ya son ocho las regiones que participan de una red que crece en acciones y vínculos. La invitación está abierta, porque -si bien – todos los territorios son diversos y distintos unos de otros, lo que se ha visto es que cuando desde los circuitos culturales y creativos generamos nuevas respuestas para viejos problemas como pobreza, educación, cuidado del medio ambiente, salud o equidad ocurren procesos de innovación altamente valiosos porque son pertinentes a la identidad de un u otro territorio, evidenciando que las respuestas están adentro, en lo propio y no afuera en lo exógeno.
